A las 5 bajo la luz
de las linternas comienzan los primeros susurros: nos vemos en el camino. Poco
a poco las 18 camas de las literas quedan libres al tiempo que amanece y se suceden
los primeros saludos:¡ buen camino! Anoche la tertulia fue genial: unos
canarios tocaban canciones que la mayoría coreábamos, los valencianos
amenizaron con algunas payasadas, unos irlandeses nos deleitaron con sus
canciones, pero la verdadera sorpresa fue el coreano. Cuando le animamos con
signos a que cantara, entonó una salve Regina gregoriana. La mayoría decían:
que rara es esa canción coreana. Yo alucinada comenté: es latín. ¿latín?
Comentó alguno. Si latín, lo que estudiábamos en bachiller. En ese momento fui
consciente que en ese grupo de veintitantos jóvenes, yo era única joven-anciana
que había estudiado latín. Los demás dominaban el inglés, italiano o francés,
pero ninguno sabía ni había oído una palabra de ese antiguo y anticuado idioma
del que proviene el suyo.
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