La
necesidad, que no la virtud, nos obliga a reciclar. Artefactos aparentemente
inútiles y convenientemente rescatados evitan aumentar el ritmo indeseado de un
progresivo deterioro de la naturaleza. Pero y al hombre ¿Quién le recicla? ¿No
funcionamos en ocasiones como bombillas fundidas, como columnas torcidas o
pájaros sin alas? ¿No es el ser humano como un barco a la deriva, como un perro
sin amo? Sin embargo nada en la naturaleza es más valioso. Me dirijo a quién me
quiera escuchar:¡ Vamos a reciclarnos! Vamos a retomar con nuestro actuar, lo
que de valioso hay en cada uno. Percibo hambre no solo de pan, sino de cariño;
percibo no solo pobreza, sino hastío de bienestar material; percibo desdicha
cuando podríamos ser y dar algo más profundo; percibo tristeza cuando no
resultaría tan difícil la sonrisa; percibo vacío interior por no querer reconocer
un más allá que colmaría nuestras ansias espirituales.
Hola
Hola a todos los que paséis por aquí.
¡ Bienvenid@ a este blog! Me encantará saber tu opinión sobre lo que quieras... ¡ Te espero!
martes, 23 de octubre de 2012
Concurso de televisión
Diversos
concursos y programas de televisión premian por ser la/el más guap@, otros por
ser el/la más cotill@, los hay que pagan por gritar o por censurar, mentir o
atentar contra el buen nombre de los demás y un desgraciado suma y sigue. ¿Qué
tal si proponemos actitudes diferentes pero más estimulantes para nuestra
dignidad o con reconocimiento de valores que valgan la pena? Verbigracia:
Primer premio: a los que son capaces de tener hijos y sacarlos adelante con
naturalidad y sin aspavientos; o premio a los pequeños gestos que nos hacen más
grata la vida cotidiana, como aparcar el coche dejando espacio para los demás,
no empujar en el metro o autobús. También aspirarían a un galardón los vecinos
solidarios que tantas veces suplen, con pequeños favores, a la familia; a los
ciudadanos anónimos que cada sonríen al conductor del autobús; así como los
camioneros y taxistas que esperan un segundo para adelantar sin creerse que
tienen un derecho natural para ello solo porque a veces son asiduos de la
carretera. Propondría un accésit a los que no se cuelan en las colas, a los
abuelos que siguen al pie del cañón para mantener a los nietos. Espero que no
quedaría desierto el laurel destinado a los que no han robado en su trabajo o a
los que no se han aprovechado de su cargo o posición para colocar a sus amigos
y familiares.
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