Disfruto
releyendo las letras que compuso Bécquer “hoy el cielo y la tierra me sonríen”.
Admirada de cómo valoraba una mirada: “hoy la he visto, la he visto y me
ha mirado”, de cómo su corazón rebosaba con algo que no es tangible. De cómo
encuentra la felicidad ante la inmensidad de lo sublime, de lo inaccesible, de
lo inenarrable. Decido olvidar los miedos, el paro, los sufrimientos
constantes. Quiero vivir esperanzada, y considero que hay algo que no nos
pueden quitar y ese algo es asequible: vivir de amor
El inefable Gustavo Adolfo es, junto con Antonio Machado, mi poeta predilecto. He leído y releído sus poemas no sé cuantas veces.
ResponderEliminarSin embargo, no tienen desperdicio sus Leyendas, tan bien escritas, tan explícitas y tan realistas.
Opinión compartida
EliminarTanto él, como su hermano Valeriano (acuarelista), fueron dos grandes exponentes del romanticismo español. Merece la pena visitar el Monasterio de Veruela (Zaragoza)en el que se hospedaron y desde donde Gustavo escribió sus leyendas y sus "cartas desde mi celda" y Valeriano hizo unas fantásticas acuarelas del somontano. Yo también soy de los que disfruta con sus poesías, aunque hay que reconocer que el romanticismo tiene también sus peligros y puede volverse enfermizo. Un ejemplo es esta poesía de Bécquer; "Pues es mi vida un erial, flor que toco se deshoja, que en mi camino fatal alguien va sembrando el mal para que yo lo recoja."
ResponderEliminarEs una suerte tener tan buenos poetas¡¡¡¡
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