Yo sí tengo miedo. Tengo miedo de los que nos quieren hacer creer que basta con gritar una consigna para borrar un gran problema: El creciente islamismo que pretende borrar una sociedad que tiene sus propias costumbres, sus valores seculares, su historia, su geografía y sus creencias.
Tengo miedo de esos políticos que en una manifestación por la paz abuchean a un jefe de estado y a los que no piensan como ellos.
Tengo miedo de unos pocos que para defender sus ideas se saltan la ley, la tergiversan y quieren arrastrarnos a todos los que somos catalanes a una separación que se han buscado exclusivamente ellos.
Tengo miedo de los que defienden a los musulmanes pero no a los cristianos.
Tengo miedo de los que acusan de tráfico de armas pero se dejan comprar por Qatar o Emiratos árabes para disponer de dinero para “comprar” jugadores como si fueran mercancía.
Tengo miedo y tengo rabia hacia aquellos que quieren borrar nuestras tradiciones, nuestra fe bimilenaria y se dejan llevar constantemente por lo políticamente correcto aunque sea eso lo que nos esté llevando a una sociedad carente de valores, superficial, vacía y egoísta que, eso sí, responde rápidamente a sus llamadas como un perro obedece a su amo por inercia, sea esa llamada para su bien o para su perdición.
Tengo miedo de los que para ellos el mundo es el principio y el fin.
Tengo miedo, pero tengo más esperanza que miedo, de que en un futuro no lejano, aprendamos todos a convivir respetándonos y comprendiendo que las diferencias son buenas y que compartir es mejor que vencer