
¿No es mucho titulo y
demasiada sigla para confirmar lo que ya sabemos? Los niños de meses ya
frecuentan el parvulario, apenas con tres añitos van a la escuela y cuándo se
supone que deberían tener una preparación excelente resulta que sacan peor
calificación que sus abuelos y bisabuelos que aprendían por intuición, sin
apenas libros ni posibilidad de ir a un colegio. Pero seguro que nadie les estafaba
una peseta y calculaban de memoria el cambio. Ni máquinas calculadoras ni leches.
Sumaban y restaban a pelo. Leían de corrido y sabiendo lo que es una b y una v
sólo por el sonido. Y ni una falta de ortografía se les permitía. ¿No será que
tanto ordenador, tanta tele, tanto cuenta cuentos y tanto cuidado por no
levantarles la mano ha forjado críos tontorrones, ineptos e incapaces de
desarrollar sus cualidades ?
Demasiados jueces de
menores, demasiadas reformas en educación. Aquí lo que falla es el adulto, que
vierte sus propias frustraciones pretendiendo cuadrar el círculo, omitir la
regla de tres y olvidar las tablas de multiplicar. Vamos a volver a canturrear:
dos más dos cuatro…